El crimen de un Mitre
Este post está inspirado en otro que Leandro Zanoni escribió en Eblog y que tituló “Mitre informa primero”. Allí Leandro mostraba una curiosidad: cuando asesinaron a Luis Emilio Mitre, el diario Clarín llevó la noticia a tapa, mientras que La Nación ni lo mencionó, ni siquiera en su portal digital. Sólo días luego publicó una nota algo lavada, con detalles ya publicados en otros medios, datos del ex accionista del diario -hoy controlado por la familia Saguier-, y después, detalles de su funeral y los pésames formales del ministro del Interior Aníbal Fernández y del vicepresidente Daniel Scioli.Mitre fue asesinado en su casa, atado y asfixiado con una bolsa de nylon. No le robaron nada, salvo condecoraciones -de valor simbólico- que había recibido su padre. Los medios detallaron que la investigación sobre el autor del homicidio apuntaba a un ex amante. Se basaba en un mensaje en el contestador y en que la puerta del departamento no había sido forzada.
Varias cosas me generaron curiosidad. Primero, el hecho de que La Nación no lo publicara. Me dio la sensación que no quisieron politizar el crimen. El diario, se sabe, es uno de los más críticos de la gestión Kirchner. Otras personas con las que hablé de esto me dijeron que los detalles de la muerte –el tema pasional gay- no serían del agrado de una familia tradicional como los Mitre.
Hace dos semanas, el diario Perfil logró una gran entrevista con María Elisa, hermana de Luis Emilio.
El periodista Rafael Saralegui -ex TXT- consigna que ella era “la compinche, la de las confidencias. Aunque prefería no saber de su vida íntima, de su vida privada. De eso no se hablaba”.
Sin embargo, en la nota hace algunas referencias. “Sólo me alcanzaba con que me dijera que estaba bien, que era feliz (…) En su vida se enamoró de dos mujeres. A una de ellas le dedicó una canción. Después no sé qué relaciones tuvo. Si eran hombres o mujeres, no me importa”, dijo María Elisa.
El domingo pasado, Perfil continúa con el tema. La periodista Paulina Maldonado logra una entrevista en Punta del Este con Esmeralda Mitre, sobrina de Luis Emilio e hija del director de La Nación, Bartolomé. La joven actriz hace un comentario al pasar que puede ser una respuesta a por qué no profundizaron el tema de la muerte de su tío en el diario que dirige su padre. “Mi familia trató su muerte de una manera muy delicada, algo a lo que a veces no estamos acostumbrados en este país. Otras personas no lo hubiesen tratado con tanta altura, con tanta calidad humana. Daba para hacer un lío bárbaro, y no. La discreción es un valor que en mi familia está ante todo”. Y también confirmó que sus hermanos y su padre, Bartolomé Mitre “se habían distanciado” de su tío.
En la misma edición, Perfil informa que amigos y allegados a la víctima iniciaron una investigación paralela, porque no creen que haya sido un crimen pasional.
Junto a esa noticia aparece una columna del periodista Uki Goñi a quien le habían pedido una semblanza de su amigo, Luis Emilio Mitre.
Pero Goñi elige hablar de sus dudas sobre esta misteriosa muerte. Y aporta algunos datos:
“Cuando entraba en su departamento, Luis habitualmente se sacaba los zapatos y ponía un CD. No se sacaba la gorra casi ni para dormir. Los policías encontraron los CD corridos y la gorra al lado, en el piso. Sabemos que fue golpeado en la cabeza con un elemento contundente (…) Cuando la policía entró el lunes en el departamento, el desorden que encontró no era mayor que el desorden habitual de Luis. No se habrían encontrado signos de forcejeo. Pero el aire acondicionado estaba encendido a la máxima potencia. Según criminalistas consultados, esto podría ser signo de un acto mafioso o político, ya que el aire acondicionado altera las huellas digitales y dificulta la determinación del horario del asesinato. La policía halló un guante blanco en el piso de la entrada del departamento. También se sabe que una bolsa de residuos (¿dejada por el asesino?) habría aparecido luego del crimen en el hall de servicio, donde habitualmente la recoge el portero. ¿Qué pasó con esta bolsa? (…) Una computadora, que Luis compró hace años pero que jamás aprendió a usar, estaba encendida, con una lámpara alumbrándola. Para encenderla, se tumbó al piso una cantidad de objetos sobre la mesa que dificultaban el acceso a ella ¿Qué datos se buscaban allí? Aparentemente, los únicos elementos sustraídos fueron unas condecoraciones del padre de Luis, el fallecido ex director de La Nación, Bartolomé Mitre, arrancadas del marco donde se encontraban. No tienen valor económico. Un pequeño cuadro de Xul Solar, fácilmente transportable, fue olímpicamente ignorado (…) Suena como la elección de un desubicado o como un mensaje a la familia Mitre y a La Nación (…) Puede ser que la investigación maneje datos, que no conviene dar a luz todavía, que confirmen que Luis fue víctima de un crimen pasional o de un simple robo. Ojalá así sea. Pero no descarto otra respuesta a este misterio”.
Acabo de ver que el último número de Noticias lleva este tema entre los títulos de tapa.
Son muchas las dudas. Demasiadas para la muerte de un ex accionista y hermano del director de un diario. Un hecho complicado en el que es necesario que no quede ni una.
Varias cosas me generaron curiosidad. Primero, el hecho de que La Nación no lo publicara. Me dio la sensación que no quisieron politizar el crimen. El diario, se sabe, es uno de los más críticos de la gestión Kirchner. Otras personas con las que hablé de esto me dijeron que los detalles de la muerte –el tema pasional gay- no serían del agrado de una familia tradicional como los Mitre.
Hace dos semanas, el diario Perfil logró una gran entrevista con María Elisa, hermana de Luis Emilio.
El periodista Rafael Saralegui -ex TXT- consigna que ella era “la compinche, la de las confidencias. Aunque prefería no saber de su vida íntima, de su vida privada. De eso no se hablaba”.
Sin embargo, en la nota hace algunas referencias. “Sólo me alcanzaba con que me dijera que estaba bien, que era feliz (…) En su vida se enamoró de dos mujeres. A una de ellas le dedicó una canción. Después no sé qué relaciones tuvo. Si eran hombres o mujeres, no me importa”, dijo María Elisa.
El domingo pasado, Perfil continúa con el tema. La periodista Paulina Maldonado logra una entrevista en Punta del Este con Esmeralda Mitre, sobrina de Luis Emilio e hija del director de La Nación, Bartolomé. La joven actriz hace un comentario al pasar que puede ser una respuesta a por qué no profundizaron el tema de la muerte de su tío en el diario que dirige su padre. “Mi familia trató su muerte de una manera muy delicada, algo a lo que a veces no estamos acostumbrados en este país. Otras personas no lo hubiesen tratado con tanta altura, con tanta calidad humana. Daba para hacer un lío bárbaro, y no. La discreción es un valor que en mi familia está ante todo”. Y también confirmó que sus hermanos y su padre, Bartolomé Mitre “se habían distanciado” de su tío.
En la misma edición, Perfil informa que amigos y allegados a la víctima iniciaron una investigación paralela, porque no creen que haya sido un crimen pasional.
Junto a esa noticia aparece una columna del periodista Uki Goñi a quien le habían pedido una semblanza de su amigo, Luis Emilio Mitre.
Pero Goñi elige hablar de sus dudas sobre esta misteriosa muerte. Y aporta algunos datos:
“Cuando entraba en su departamento, Luis habitualmente se sacaba los zapatos y ponía un CD. No se sacaba la gorra casi ni para dormir. Los policías encontraron los CD corridos y la gorra al lado, en el piso. Sabemos que fue golpeado en la cabeza con un elemento contundente (…) Cuando la policía entró el lunes en el departamento, el desorden que encontró no era mayor que el desorden habitual de Luis. No se habrían encontrado signos de forcejeo. Pero el aire acondicionado estaba encendido a la máxima potencia. Según criminalistas consultados, esto podría ser signo de un acto mafioso o político, ya que el aire acondicionado altera las huellas digitales y dificulta la determinación del horario del asesinato. La policía halló un guante blanco en el piso de la entrada del departamento. También se sabe que una bolsa de residuos (¿dejada por el asesino?) habría aparecido luego del crimen en el hall de servicio, donde habitualmente la recoge el portero. ¿Qué pasó con esta bolsa? (…) Una computadora, que Luis compró hace años pero que jamás aprendió a usar, estaba encendida, con una lámpara alumbrándola. Para encenderla, se tumbó al piso una cantidad de objetos sobre la mesa que dificultaban el acceso a ella ¿Qué datos se buscaban allí? Aparentemente, los únicos elementos sustraídos fueron unas condecoraciones del padre de Luis, el fallecido ex director de La Nación, Bartolomé Mitre, arrancadas del marco donde se encontraban. No tienen valor económico. Un pequeño cuadro de Xul Solar, fácilmente transportable, fue olímpicamente ignorado (…) Suena como la elección de un desubicado o como un mensaje a la familia Mitre y a La Nación (…) Puede ser que la investigación maneje datos, que no conviene dar a luz todavía, que confirmen que Luis fue víctima de un crimen pasional o de un simple robo. Ojalá así sea. Pero no descarto otra respuesta a este misterio”.
Acabo de ver que el último número de Noticias lleva este tema entre los títulos de tapa.
Son muchas las dudas. Demasiadas para la muerte de un ex accionista y hermano del director de un diario. Un hecho complicado en el que es necesario que no quede ni una.
13 OPINIONES:
Perdón... ¿estás bien? Me quedé preocupado después del final abrupto del post... "es mejor que no quede una...".
Después de ese racconto buenísimo que hiciste sobre las diversas publicaciones sobre el crimen de Emilio Mitre, me sobre saltó que no hayas podido terminar la frase...
Un poco más en serio, es cierto que ese crimen hay que investigarlo hasta las últimas consecuencias. Porque da la sensación de que en la Argentina, al menos, la mafia juega sin códigos y en las sombras de un poder difuso.
Y la discresión, cualidad dignificada por los Mitre, creo que también es una característica clásica de la mafia.
Cuando te matan a un hermano, no pegás un grito, es porque en una de esas estás jugando a un ajedrez siniestro y tenés miedo de ser vos mismo la próxima pieza que te coman.
Te mando un abrazo y felicitaciones por lo que hacés...
Gracias por la preocupación. Estoy bien. El final es así, che. Se sobreentiende que es mejor que no quede ni una... duda. Ya lo había dicho antes por eso no escribí, para no ser redundante. Quizás quedó confuso.
Gracias por tu comentario.
A mí me llamó la atención que la hermana en su relato del hecho, también lo dice Uki sin dudas influido por ella, que Luis Mitre "estaba vestido" cuando lo encontraron muerto. ¿Quién recalca eso cuando encuentra un familiar asesinado? ¿cuál es la necesidad de resaltar "estaba vestido"? Da para preguntarse: ¿estaba vestido?
No importa que no encontremos respuestas, pero que preguntes ya es demasiado.
Es una aclaración rara, es verdad. ¿Pero cambia la posibilidad de que no haya sido un crimen pasional, que esté vestido o desnudo? Lo que más me llamó la atención fue lo de la computadora y lo de las condecoraciones. ¿Se sabrá algo?
Cambia si es un crimen pasional o un crimen con mensaje. Muchos se quedarían tranquilos si fuese "sólo" un crimen pasional. Se sabrá más, Daniel, porque no hay crimen perfecto. Siempre aparece "el pituto", aunque la justicia sea lenta.
Darío, sabés algo de la supuesta bolsa de residuos del hall?
“La ruta de los vigiladores”. Adrián Murano señala que una de las pistas que manejan los investigadores del crimen de Emilio Mitre tiene que ver con “la ruta de los vigiladotes” y el que hizo la custodia esa noche –Carlos Alberto Socorro - habló con el periodista. El hombre de seguridad afirma que cuando prestó declaración en la comisaría 17 “me acusaron de tener relaciones sexuales con Mitre”, algo que niega rotundamente. Sin embargo, señala que “varias veces vi a compañeros que, cuando yo iba a relevarlos, bajaban del departamento de Mitre. Resulta que todos ahora me apuntan a mí, pero yo sé que otros custodios tenían relaciones sexuales con Mitre y después le pedían plata”. Murano señala que una de las presunciones que manejan los investigadores apunta a que “la mano de obra” del crimen “habría correspondido a dos custodios de la zona” y que “ambos habrían sido amantes del accionista de La Nación”.
Esmeralda
EL CRIMEN DE MITRE (XIII): Roban la esmeralda de la gargantilla de oro que Bartolomé Mitre, el iniciador de la dinastía, le obsequiara a Delfina Vedia. escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Entre la antología de irregularidades, que signa la investigación del crimen de Mitre, hay espacio hasta para las profanaciones del pasado, posiblemente más honorable.
Alguien, sigilosamente, se robó la gran esmeralda, ajustada por 17 grifas. Engarzada en la gargantilla de oro que Bartolomé Mitre, el iniciador de la dinastía, le obsequió a la señora Delfina Vedia. Su “amada”. Fue a mediados del siglo diecinueve. Al convertirse en reliquia, la joya derivó en un símbolo de representación familiar. Hoy ultrajado.
Escalas
La esmeralda es una piedra preciosa que abunda, sobretodo, en Colombia. En menor medida, se la encuentra en el Brasil. También en Ecuador. Pero procede de Persia, la fuente básica del Irán. Minuciosos europeos, de los que suelen repartirse los siglos, prefieren hablar del Antiguo Egipto. Porque desde las proximidades del Mar Rojo, según el mito, existieron, tres mil años atrás, las minas fascinantes de piedras cristalinas. Piedras verdes. Fascinarían, dos mil años después, a la Reina Cleopatra.
La gemística indica que la dureza de la esmeralda es de 8, en la Escala de Mohs. Aportación científica aportada por el geólogo alemán Friedrich Mohs, entre los siglos dieciocho y diecinueve. Dureza 8 es equivalente al topacio. Sólo superado, por su capacidad de ralladura, por el rubí, 9, y por el diamante, 10.
La gargantilla de oro, con la gran esmeralda incrustada, el inspirado Bartolomé Mitre se la regaló a Delfina de Vedia, entre 1840 y 1850.
María Luisa de Vedia Pérez era uruguaya. Un “ángel descendido de los cielos”, escribió el encendido poeta Bartolomé Mitre. Lo evoca Felipe Pigna, en su biografía de web.
Bartolomé conoció a Delfina en 1838. Se casaron en 1841. Delfina tenía 19, era dos años mayor que Bartolomé. El marco de la historia de amor lo proporciona el Montevideo del exilio antirrosista.
Tienen cuatro hijos. Bartolomé, entretanto, se hace escritor, traductor, historiador, militar, político. Gobernador de la provincia de Buenos Aires, presidente de la república. Funda el diario actual de Los Saguier. La valoración de la figura de Mitre excede el ámbito acotado de esta crónica extrañamente policial.
Delfina muere en 1882. Bartolomé la sobrevive durante 24 años más. Por lo tanto fue el primer depositario, hasta 1906, de aquella gargantilla de oro, con la esmeralda que hubiera ensoberbecido a Cleopatra. Sujetada, según nuestras fuentes, por 17 grifas.
Caja 53
Durante el siglo veinte, desfilaron explicables generaciones de Mitres y de Vedias.
El último depositario de la gargantilla fue Luis Emilio Mitre. Asesinado en la penúltima noche del 2005. Al crimen, tan colmado de silencios equiparables a los misterios, se le debe incorporar, ahora, el enigma de la esmeralda perdida.
La joya se encontraba depositada, según nuestras fuentes, en una caja de seguridad del Banco Santander Río. Sucursal de Quintana. Recoleta. Para ser exactos, en la caja número 53, del Sector 4. Dentro de una bolsa de plástico transparente.
Después del asesinato por encargo, en casi tres años de dilaciones, la gargantilla fue objeto de sistemáticos inventarios.
Sin embargo, quince días atrás, acompañados del escribano, pudorosamente responsable, F.Y., se presentaron, en el Banco Santander Río, delegados de los tres hermanos Mitre. Los herederos de Luis Emilio. Respectivos abogados, en nombre de las dos mujeres. El doctor A.H., alias El Inglés, por la señora María Elisa. Y el doctor E.M., ex fiscal de trascendencia, por la señora María Elena del Rosario, alias Kinucha. Es importante consignar que, en representación del hermano varón, Bartolomé, estuvo presente el hijo. También llamado Bartolomé. El último Bartolomé de los Mitre.
Cuentan que el honorable escribano, F.Y., ingresó a la sala herméticamente aséptica de las cajas. Con autorización judicial. Acompañado del funcionario del banco, abrieron la caja 53, cuyo titular fuera Luis Emilio Mitre. El escribano retiró la bolsa de plástico transparente que contenía la gargantilla legendaria. Y constaba la presencia de un reloj. Para ser exactos, un Must, de Cartier.
Con el envoltorio simbólicamente histórico, con la solemnidad del caso, los representantes de los tres hermanos Mitre se encaminaron hacia el reducto, relativamente espiritual, de la Joyería Escasany. Especializada en reliquias de familia, también desde el Diecinueve. En Recoleta, siempre.
Bifurcaciones
“Jardín” donde se “bifurcan” las interpretaciones de los senderos. Borges auxilia.
Están quienes afirman que el grupo solemne se dirigía, hacia la joyería Escasany, con el interés meramente pecuniario de subastar lo poco que quedaba, aún sin vender, del legado.
El producto invalorablemente moral, situado dentro de la bolsa transparente, y arrastrado por el peso de la historia. Y un cuadro de Xul Solar, que improbablemente pudiera interesarle a Ignacio Gutiérrez Zaldivar.
Ya habían vendido, según nuestras fuentes, hasta el departamento de Posadas. El escenario del impresionante crimen. Y distribuido, dolorosamente, entre los hermanos, valores por alrededor de 14 millones de dólares (ver “El dolor del reparto”).
Otras fuentes, en cambio, aluden al entrecruzamiento fraternal de las sospechas. Porque Luis Emilio tenía, sin sembrar insidias, mucho más. En cuentas secretas, radicadas en sedes menos violables del exterior. En alguna off shore. Calcúlase que faltan contabilizar entre 10 y 15 millones de dólares. Sospechas regadas.
Suerte que, entre las interpretaciones bifurcadas, seres razonables sostienen que sólo los movilizaba, a los representantes, la idea de la valoración. La cotización, en el mercado, de ambas joyas.
Según alguna Garganta, el indemne especialista de la Joyería Escasany tendió el paño oscuro sobre una mesa de cristal. A los efectos de analizar las reliquias.
Por el Must de Cartier, nunca podría conseguirse, al menos en Escasany, más de dos mil quinientos. A lo sumo, tres mil dólares.
Pero ánimo, porque venía la pieza fuerte. La significativa gargantilla de oro, con la esmeralda altanera y rutilante, encriptada por 17 grifas. Que luciera, en su cuello, el “ángel descendido de los cielos”. Delfina Vedia.
Menos poético, el especialista de Escasany extendió, sobre el paño, la gargantilla de oro. Convertida en una apreciable bijouterie de colección. Miró sin pasión a sus interlocutores. El collar tenía las grifas violentadas. Faltaba, simplemente, la esmeralda de Cleopatra.
La esmeralda que figuraba, con destacada presencia, en el inventario de abril del 2006.
Molestias
La humillación del secreto coincide, aquí, con el entrecruzamiento incómodo de las sospechas fraternales. Genera, irremediablemente, una situación molesta para el escribano. El profesional vive angustiado por su idea estricta de la responsabilidad. Conmovido, aparte, por su amistad generacional con los Mitre, iniciada por sus ancestros. La situación comienza a ser molesta, también, para los funcionarios judiciales que participaron de la expresa confección del inventario. Y para el Banco Santander Río. Que tiene quebrantado su principal producto. La inviolabilidad.
Porque, que desaparezcan los 23 relojes del escenario, vaya y pase. Pasan a la categoría descartable de cacharros que solía coleccionar Luis Emilio. Pero la desaparición de la esmeralda de Delfina conduce, invariablemente, a pensar, en algo más punible que la profanación. En un robo.
Al trascender el continente de esta crónica policial sin policías, va a alborotarse, con seguridad, el Juzgado Criminal de Instrucción 32. Donde hoy se radica la causa 1255/ 2006.
La esmeralda esfumada podrá generar un interés superior al del propio crimen. El que fue violentamente horripilante. Contiene un destino manifiesto de olvido. Por los “senderos bifurcados” que conducen hacia el objetivo de la impunidad. La estación terminal.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital
Continuará
Manténgase conectado.
El dr Rafael Groisman analista del asesinado Luis Emilio Mitre es ahora el mas sospechoso de la causa dado que poseia llaves del departamento de la victima y se comprobo que los asesinos de Mitre ingresan al edificio custodiado con llaves,ya que la computadora de Luis Mitre se activo a las 22:30 hs y Luis Mitre regreso de cenar solo casi a medianoche.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EMA DREID Y SU TESTIMONIO PODRIAN INCLINAR LA BALANZA EN EL CRIMEN DE LUIS EMILO MITRE! La empleada domestica y de confianza de Luis Mitre asesinado hace 7 años en recoleta fue uno de los primeros testigos junto con el Dr Rafael Groisman en ver muerto a Luis Emilio Mitre de La Nacion en su dto de recoleta. Ella declaro en la causa que el analista Groisman,(quien era el unico que tenia llaves de su paciente),no la dejo ver el cadaver que yacia desangrado en una habitacion de servicio.Pero ella advierte en su testimonial que aunque no la dejaron se asomo y lo vio,que tenia una sabana que lo cubria,lo alarmante es que en la causa que se investiga su crimen la medica legista incorporo que Luis tenia una bolsa negra en su cabeza con la cual murio axfisiado producto de esa bolsa en su cuello, atada con dos vueltas dice el informe. Ema afirma que tenia solo una sabana cubriendo su cabeza...No olvidemos que desde el hallazgo del cuerpo hasta que se dio aviso policial en total pasaron 5 horas a solas acompañando el expresionismo del muerto,inmovilizados, vaya a saberse porque, no pudieron telefonear a la fiscalia de inmediato.La cosa es que en todo ese tiempo tambien muerto,se llamo a un medico de la familia y no a la policia como correspondia desde el minuto uno ya que ellos saben que toda investigacion tiene sus frutos si no se contamina la escena.Por lo tanto cuando Gaspar Chiappetta quede sobreseido en breve el proximo juez tendra que apartar a la querella Mitre y meterse de lleno a investigar a los familiares,amigos,y el psiquiatra por esas conductas reprochables y sospechosas!.Recordemos que ya se sabe que Mitre estaba ultimando detalles de su herencia millonaria en ese mes de su muerte(40 millones de dolares poseia),era soltero accionista de La Nacion y podria heredar quien el quisiera.y por pericias policiales y testigos se determino que los asesinos de Luis Mitre poseian llaves del dto e ingresaron cuando el estaba cenando solo en Panini hasta la medianoche,por eso Rafael Groisman, el analista que lo descubrio asesinado(que tenia llaves)esta en la mira del juez Santiago Quian Zavalia.Tambien se supo por el segundo juez Carlos Bruniard que lluego del asesinato del descendiente del general hubo sospechosos movimientos de cuentasdel muerto en Uruguay eso seria facil saberlo ya que debe existir registros de esos movimientos bancarios.,a eso sumado que de la escena del crimen falto solo medallas patrias y documentos bancarios, mas las dudas sobre la familia y demas allegados que demoran hs sin anoticiar a la justicia, el caso Mitre "se sabe como comenzo" `pero nadie asegura como terminara
Se me hace extraño que ahora que se sabe todo esto de los Mitre nadie de informacion se nada.Incluso hay un video en Youtube de los expedientes Telenueve a siete años del asesinato donde el acusado Chiappetta dice que los dos custodios sospechosos del expediente Carlos Socorro y Oscar Castañieri fallecieron jovenes.Donde esta el periodismo libre que no dijo nunca la verdad??
Una verguenza que nadie trata la causa en forma imparcial..
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